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                     El Real Decreto por el cual se establecen las nuevas enseñanzas mínimas correspondientes a la Enseñanza Obligatoria Secundaria (ESO), un nuevo currículo para los alumnos de 12 a 16 años, es bastante cuestionable: entre otros dislates, desaparece la Filosofía como asignatura, las calificaciones no serán numéricas, la Historia se impartirá sin atender a la cronología y se primarán las competencias por encima de los contenidos y de la memorización.

Preguntado al respecto, el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de La Coruña Manuel Recuero Astray, considera que «cualquier planteamiento de reforma académica que vaya en detrimento de las enseñanzas de materias humanísticas tan importantes como la Historia supondrá un grave quebranto para la formación de futuras generaciones».

«Hace tiempo», tercia Recuero Astray, «que, por desgracia, asistimos a la reducción de la materia histórica en las enseñanzas básicas con consecuencias catastróficas, y yo he podido constatarlo en los últimos años como profesor universitario. Ahora, además, parece ser que se trata, ya no solo de arrinconar, sino también de desvirtuar este tipo de enseñanza. Tratar de impartir clases de Historia sin tener en cuenta una cronología clara y precisa es como tratar de estudiar anatomía humana prescindiendo del esqueleto. Es una aberración que solo se le puede ocurrir a alguien que ignora absolutamente todo lo que tiene que ver con el saber histórico, y que al parecer es una de las características de nuestros legisladores».



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