SUPERVIVENCIA EN LA ESPAÑA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA
En
cada individuo están presentes el pasado y el futuro de la humanidad”
(J. RATZINGER, Introducción al cristianismo, ed. Sígueme, 2005,
p.207)
En todos los casos, se trata de gente relativamente modesta pero no
pobre, clase media, escasa en España hasta épocas muy recientes: propietarios,
vinculados al ámbito rural, pero también ejerciendo profesiones liberales en
poblaciones de cierta entidad, que requerían una formación específica, incluso
universitaria. En algún caso, un pariente relevante y rico, facilitó la
supervivencia de la saga, a través de una Fundación, con dotes para las mujeres
y ayudas para los varones. Pero, por lo demás, su suerte estuvo condicionada a
sus propias capacidades y esfuerzos, combinados con enlaces matrimoniales que,
en más de una ocasión, permitían mejorar o, por lo menos, mantener un cierto
estatus social para ellos mismos y para sus descendientes.
Visto desde la perspectiva del siglo XXI, el mundo en que vivieron
aquella gente, sobre todo antes de la revolución industrial y durante el
Antiguo Régimen, entre los siglos XVII y XVIII, se caracterizaba por la falta
de seguridad y de bienestar. Solo la familia o algunas instituciones
religiosas, en el caso de los más pobres, que eran la mayoría, garantizaban la
supervivencia. Quienes alcanzaban un grado de prosperidad suficiente, trataban
de mantenerla y mejorarla; pero no era fácil. Tan solo en el ámbito más alto de
la nobleza, el más minoritario, se podía mirar al futuro sin incertidumbre. El
resto estaba obligado a luchar de generación en generación para poder
sobrevivir.
La historiografía moderna, sobre todo la marxista, que ha envenenado
nuestro mundo con su odio, también lo ha hecho con el de nuestros antepasados,
intentando hacernos creer, que todo el que alcanzaba una cierta posición,
aunque fuera por su mérito y capacidad, pasaba a ser un opresor de quienes no
lo conseguían. Esta visión de la historia es bastante triste, ninguna persona
normal, ni entonces ni después, ha sido indiferente al sufrimiento ajeno, por
muy limitadas que fueran sus posibilidades. En el mundo ha podido haber, y
sigue habiendo, mucho egoísmo, junto a una gran impotencia para hacer frente a
las necesidades ajenas, pero eso no implica necesariamente que se hayan
mantenido unas actitudes opresivas, como si esas fueran la única realidad
predominante a lo largo de la historia.
Algunos de nuestros protagonistas llegaron a pertenecer a grupos de
liderazgo, que no necesariamente oligárquicos, al ejercer el derecho o la
medicina y otras profesiones liberales. Por supuesto, procuraron para sus hijos
esa misma dedicación, al igual que trataban de legarles un patrimonio
suficiente. Son actitudes legítimas que si se unen a una sólida formación moral
y religiosa, acaban por transmitir de generación en generación, valores y
actitudes que perduran y de la que acaban siendo beneficiarios muchos de sus
descendientes.
Sin duda habría de todo, mejor y peor gente, como en todo grupo
social; pero me gusta pensar que su supervivencia está ligada a esas actitudes
y valores a que acabo de referirme. Las que, al perdurar en el tiempo, se
convirtieron en características de varias generaciones, que transitaron “por la
banda de Abel”, el título de mi relato, y en contraposición de aquellas otras
historias en que sus protagonistas parecen inclinarse más “por la banda de
Caín”, del lado del mal, el odio y la violencia.
Como ya he dicho, de todo habría dentro del centenar de antepasados a
los que directa o indirectamente habremos de referirnos, pero la impresión que
nos queda, después de reavivar su recuerdo, oscurecido por el tiempo, es que se
trataba de gente por lo general bastante buena, normal, con sus virtudes y
defectos, protagonistas de historias que nos ayudan a comprender mejor de donde
venimos.
Más allá del puro dato genealógico, he intentado hacer una recreación
histórica que nos permita conocer mejor a quienes vivieron en los últimos
cuatro siglos en distintos ámbitos de la Península Ibérica. Sin renunciar al
rigor histórico y sobre la base de los datos y referencias que he podido
rastrear durante años, me permito volver a darles vida en su contexto,
procurando que esa recreación sea lo más certera e ilustrativa posible.
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